martes, 6 de marzo de 2007

Arcade Fire

De aquí a unos años, todo el mundo odiará a Arcade Fire. Se criticarán sus tics épicos, su megalomanía, su angustia sospechosamente forzada, su nulo sentido del humor; se les achacarán todos los peros que se le ponen ahora a Oasis y Radiohead con el agravante de no haber sido siquiera los primeros. Pero eso es el futuro, y a día de hoy “Neon Bible” es algo así como el disco más esperado del año. Arcade Fire pasaron de 0 a 100 cuando Pitchforkmedia aupó “Funeral” a lo más alto de su lista de discos de 2004. Los elogios de parte de la aristocracia musical hicieron el resto, y de repente Arcade Fire se convirtieron en la gran esperanza blanca del indie y “Funeral” en uno de los primeros discos generacionales del nuevo siglo, antes incluso de ser publicado. Su mérito: conseguir que un álbum conceptual sobre el fallecimiento de varios familiares de miembros del grupo transmitiera una contagiosa sensación de euforia y vitalidad, e incluso se pudiera bailar. Con la resaka de un éxito monumental, las primeras noticias sobre la grabación del segundo disco daban cierto resquemor: la inclusión de orquestas y coros militares húngaros y órganos de iglesia hacían temer un brote de megalomanía como la que acabó con la carrera de Jason Pierce tras la indigestión sonora del “Let it come down” de Spiritualized y sus más de 100 músicos acreditados, y más teniendo en cuenta las tendencias épicas del grupo. Afortunadamente, no ha sido el caso y todavía no ha llegado el momento de odiar a Arcade Fire.

1 comentario:

Mr. D dijo...

¿Como que no? Yo ya los odio. :-)